El ave se fugó de su casa de la zona noroeste de San Lorenzo y, a pesar de presentar obstinada batalla, finalmente fue atrapado y devuelto a su dueño.
El ave se fugó de su casa de la zona noroeste de San Lorenzo y, a pesar de presentar obstinada batalla, finalmente fue atrapado y devuelto a su dueño.
Sabido es que entre los servicios a la comunidad que prestan los bomberos (sean estos Zapadores o Voluntarios), figuran numerosos rescates de mascotas. Gatos que se encaraman a la cima de un árbol, perros atrapados en una reja o, incluso caballos que caen en la profundidad de un pozo, formaron parte del trabajo de los uniformados.
La historia de Felipe, bien podría inscribirse en esa larga nómina, aunque su obstinada rebeldía lo transformó en un personaje que se distingue del resto: cada vez que intentaban atraparlo, se volvía a escapar, y los bomberos debían retornar a su cuartel sin el objetivo cumplido.
El cuartel de la Agrupación de Bomberos Zapadores de San Lorenzo, recibió varios avisos para rescatar al animalito. Fue tan grande la preocupación del dueño de Felipe, don Oscar Centeno, que intervinieron en el tema un concejal de la ciudad y hasta el interventor a cargo de la Jefatura de la UR XVII.
Pero el lorito insistía con no dejarse atrapar. Hasta que, finalmente, después de varias incursiones de los Zapadores, minutos antes de las 20 del último viernes, los suboficiales Nahuel Chamorro y Alexis Corti, lograron capturarlo en la altura de un árbol de calle Tucumán al 700.
Obviamente, Felipe opuso tenaz resistencia y causó algunas heridas en la mano del suboficial Corti.
Por último, el lorito rebelde fue llevado al cuartel, desde donde don Oscar lo retiró para llevarlo nuevamente a su hogar ubicado en las inmediaciones de bulevar Oroño y Rioja.
Antes de marcharse, les prometió a los bomberos pagarles un asado por su esfuerzo y dedicación. Según pudo saberse, la promesa fue cumplida al día siguiente.
(Foto: Agrupación de Bomberos Zapadores de San Lorenzo)