Durante la primera jornada de los alegatos finales del juicio por la desaparición de Paula Perassi, también declaró la acusada Roxana Michl, esposa de Strumia.
Durante la primera jornada de los alegatos finales del juicio por la desaparición de Paula Perassi, también declaró la acusada Roxana Michl, esposa de Strumia.
Luego de que lo hiciera su esposo, Gabriel Strumia, declaró ante el tribunal otra de las acusadas, Roxana Andrea Michl, la mujer de 47 años de edad, que hace 31 está en pareja con Strumia, con quien tuvo tres hijos (Nicolás, Lautaro y Agustín).
Contó la historia de cómo formó su familia y apuntó que “todo lo que nosotros hicimos lo hicimos trabajando, nunca nadie nos regaló nada, siempre fuimos uno con el otro, siempre trabajando”, expresó.
Después señaló: “siempre me dediqué a mis hijos, a mi casa, teníamos una vida normal de familia, hasta que empezó todo esto. Ahí fue cuando nuestra vida, por lo menos la mía, se convirtió en una pesadilla de la que todavía no podemos salir”, lamentó y agregó: “todavía no sé de qué estoy acusada yo acá adentro”.
La acusada declaró que “siempre me dediqué a mis hijos, nunca quise trabajar para dedicarme a ellos, a mi familia. Y ahora hace casi 4 años que mis hijos están solos porque estamos presos”.
Después recordó que junto a Strumia, “nos detuvieron dos veces, primero cuatro meses, y luego hasta ahora. Cuando teníamos un mes de la segunda detención mi papá falleció porque su salud no se aguantó todo este lío y, desde esta época, mis hijos están solos, se cuidan ellos tres, y trataron de salir adelante como pudieron”.
La desaparición de Paula
Roxana Michl recordó: “me enteré el 19 (de septiembre de 2011) a la tardecita noche de la desaparición de Paula Perassi, volvía de Rosario de buscar una ecografía y de cambiar unos Nextel que no andaban más”, detalló.
“Cuando volví Gaby me dijo que necesitaba unos números que estaban en su teléfono porque Paula había desaparecido. A mí no me llamó la atención. Me parece haber hablado con Alicia después, solamente me dijo que Paula no estaba y que ella estaba con los nietos, y yo le dije ‘no quisiera estar en tu lugar’”.
Siguió contando que “el martes a la mañana le llegó a Gaby un mensaje a su celular, de Paula, diciéndole que se iba a San Juan. Le pregunté por qué le llegó un mensaje así y él me dijo no tengo ni idea, no me llamó la atención porque éramos amigos de la familia. Después vinieron policías a ver ese celular pero conmigo no hablaron”.
La detención de Strumia
En su declaración ante el tribunal, la mujer del amante de paula Perassi, recordó que “el jueves 22 de septiembre a él lo metieron preso. Yo no estaba en mi casa cuando lo vinieron a buscar porque había ido a llevar los chicos a la escuela, y cuando volví, él no estaba. Pregunté en el taller a mi hermano y me dijo que había salido con la camioneta a llevar unos repuestos. Su teléfono estaba apagado, me empecé a preocupar”, expresó.
Michl siguió relatando sobre el día que en detuvieron a su marido. “Lo busqué por todos lados, pasaron las horas y no sabía dónde estaba, entonces llamé y hablé con el señor Puyol que era cliente nuestro y teníamos dos camiones suyos en nuestro taller. Le comenté que Gabi no estaba y le dije ‘ya no sé qué pensar de todo este lío’. Entonces me respondió: ‘vaya a la unidad regional de la policía, ¿usted entró a preguntar?, vaya y hable adentro’. Fui a la Jefatura y me dijeron que Gabi estaba detenido e incomunicado y que si quería me podía llevar la camioneta porque con él no podía hablar. Ningún policía me dijo nada, ni que sospechaban que Gabi tenía una amante, ni nada”, aseguró Michl.
El marido infiel
La acusada contó cómo vivió la experiencia de enterarse que su marido tenía una amante. “No fue nada lindo, pensé en agarrar mis hijos e irme de mi casa, pero también pensé mucho en ellos que en ese momento eran chicos los tres: Nicolás tenía 15 años, Lautaro 10 y Agustín 8. Estaban acostumbrados a ver a su mamá y a su papá juntos, en familia”, destacó.
“Nunca una separación es linda y menos para los hijos. Dije, ‘no puedo darles este dolor a mis nenes’ y decidí guardar mi dolor, mi bronca y todos mis sentimientos. Es muy triste enterarte que la persona con la que estás tantos años, es infiel, duele. Y dije ‘no quiero que mis hijos pasen por lo mismo’ y decidí callarme, hacer como si nada hubiera pasado, aunque no fue nada fácil. Pero ellos me necesitaban ahí, necesitaban a su mamá fuerte, no a una mamá que se separaba por no bancarse una humillación o por no saber entender la situación. Ellos siempre fueron mi fuerza y lo son hasta el día de hoy”, expresó Michl ante el tribunal.
También recordó que “cuando a Gabi lo detuvieron en 2012, por segunda vez, vinieron las camionetas de las TOE, y se lo llevaron. Me quedé sola con mis tres hijos. Los senté en el comedor de mi casa, para tratar de explicarles, porque ellos no entendían nada y yo tampoco. Les dije que su papá iba a estar preso y que yo no sabía ni cuánto tiempo, ni porqué, y que teníamos que salir adelante. Todavía me acuerdo de las caras que pusieron. Nicolás tenía 15 años y estaba enojado con el mundo, Lautaro lloraba y decía que quería estar con su papá y su mamá y Agustín de los nervios, lo miraba a Lautaro llorar y se reía”, detalló.
Crisis familiar y económica
Roxana Michl, en su relato, hizo luego referencia a las dificultades familiares y económicas que surgieron como consecuencia de la detención de Gabriel Strumia. Contó que “con Nicolás nos pusimos al frente del taller, porque en mi casa si no se trabaja no se come, vivimos del trabajo día a día”, afirmó.
Después describió que “no era lo mismo el trabajo, no era igual, porque muchos clientes no querían que lo atendiera Nicolás porque era un pibito y mi hermano no sabía cosas puntales porque las hacía Gabi. Entonces el trabajo mermó mucho. Con el puente (sobre el arroyo San Lorenzo) que se cayó, los camiones que entraban de Puerto San Martín a San Lorenzo, el tráfico de camiones estaba cortado y mucho del trabajo que entra en el día al taller es el que va de paso. La pasamos bastante mal. Cuando a Gabi le dieron la libertad en 2012 tuvimos que poner en venta los camiones a mucho menos precio de lo que valían. Fueron 100 días los que estuvo detenido y fueron muchas las deudas que se contrajeron en ese entonces. Cuando Darío (Díaz, empleado de Strumia y también acusado), recuperó la libertad junto con Gabi no quiso seguir trabajando con nosotros y tuvimos que indemnizarlo porque él no era un mal empleado”, señaló la mujer.
Tras hacer referencia a las actividades que desarrolló la familia el domingo 18 de septiembre de 2011, (“estuvimos en casa, no salimos en todo el día. Gabi estuvo en el costado de la pileta y Nicolás”) Michl explicó que los supuestos gritos de pedio de ayuda que se escucharon desde el teléfono de su casa y que se atribuyen a Paula Perassi, son de uno de sus hijos que pedía ayuda jugando con sus hermanos.
“Que me juzguen con justicia porque yo soy inocente”
Ya en el final de su declaración, la mujer acusada aclaró que su esposo “nunca salía de noche, porque si él se hubiera arreglado para salir, obviamente me hubiese llamado la atención. Él vive todo el día sucio, lleno de tierra y de grasa, si se hubiera cambiado o se hubiera bañado a mí me hubiera llamado la atención. Nunca salió de noche a verse con ella, por eso nunca me di cuenta. Me tendría que haber dado cuenta y hoy no estaría presa. Es como dicen siempre, que el que es engañado es el último que se da cuenta, siempre pensé que era un dicho popular y hoy me doy cuenta que no es así”, expresó.
Luego refirió: “cuando me preguntan por qué no lo dejé a Gabi a pesar de que me había sido infiel, hasta el día de hoy no sé. Creo que pensé demasiado en mis hijos, pensé en lo que tenía y quise tratar de llevar la familia adelante. Ellos ya tenían demasiado con tener su mamá presa y su papá preso, como para tener encima que decirles que nos separábamos”.
Después insistió: “no es lindo enterarse, a nadie le gusta saber que la persona con la que compartiste tantos años te engaña, pero había que seguir adelante y uno está demasiado en sus cosas, en su trabajo, y uno se olvida de que por más que haga un montón de años que esta con una persona a la pareja hay que alimentarla, hay que darse ese tiempo de estar. Estábamos demasiado metidos cada uno en sus cosas. Él en su trabajo, yo con los chicos y no nos dimos cuenta que nosotros dos teníamos que tener un espacio. Pero bueno, alguien supo ver ese espacio”, reflexionó.
Por último, dirigiéndose al tribunal que la juzga, expresó: “lo único que yo les quiero pedir a ustedes -y no quisiera estar en su cabeza porque este caso es demasiado público- es que me juzguen con justicia porque yo soy inocente. Yo no llevé a nadie a hacer un aborto, no maté a nadie, de hecho ni siquiera sabía que mi marido estaba con ella, ni que estaba embarazada, mucho menos”, concluyó
La defensa
Luego de las palabras de los dos acusados, sus defensores realizaron la exposición de los alegatos, en los que repasaron uno por uno los puntos por los cuales consideran que sus defendidos son inocentes.
La Dra. Narela Sirio se refirió a la hipótesis no investigada: “se ha planteado en reiteradas oportunidades en este debate que existió una importantísima línea de investigación que nunca en estos siete años se investigó, nunca se investigó al marido despechado, a Ortiz de Elguea”, aseguró la abogada.
Por su parte, Fernando Sirio concluyó diciendo: “si bien no hay cuerpo de la víctima decimos que tampoco hay cuerpo del delito. No hay un cuándo, no hay un cómo, no hay un dónde, no se sabe, y por eso solicitamos la absolución de nuestros defendidos porque hemos neutralizado cada indicio de las partes”.
Afuera del tribunal
Paralelamente, en las afueras de Centro de Justicia Penal, los papás de Paula escucharon los alegatos junto a organizaciones sociales y quienes se acercaron a acompañarlos.
Durante la jornada se montó una olla popular, hubo música en vivo y se estamparon prendas con la frase: “no sea cobarde, luche como abuelx”, en apoyo a Alberto y Alicia, quienes todavía buscan una explicación para sus nietos, sobre lo que pasó con su mamá.
Flavia Campeis