"Soñada": Javier Colombari y la inolvidable experiencia de la Escuela de Fútbol Islas Malvinas en Chile

    "Soñada": Javier Colombari y la inolvidable experiencia de la Escuela de Fútbol Islas Malvinas en Chile


    Javier Colombari, referente de la Escuela de Fútbol Islas Malvinas, compartió con entusiasmo los detalles del reciente viaje a Chile, donde junto a 76 chicos de distintas categorías participaron en un torneo internacional en La Serena. Una experiencia que, según él mismo definió, fue "soñada" y que dejó enseñanzas y recuerdos imborrables para todos los involucrados.

    El viaje comenzó con una travesía que Javier describió como "larga, pero hermosa". "Imaginate lo que es recorrer Argentina y cruzar la frontera por los Andes., es algo único. Es una experiencia que te marca. Los paisajes son increíbles, algo que quedará grabado para siempre", comentó.

    Sin embargo, también reconoció los desafíos del trayecto: "Es un viaje que tiene su tensión. No diría que es arriesgado, pero sí distinto, con caminos de montaña y el famoso 'camino de los caracoles'. Pero verlo todo, junto con los chicos, lo hace muy especial", expresó.

    La participación en este torneo comenzó mucho antes del viaje, con una invitación que entusiasmó tanto a los chicos como a sus familias. "Tenemos un grupo de torneo con el que siempre estamos en contacto. Esta vez nos comunicamos con la gente de La Serena y comenzamos a organizar todo", explicó Javier. "Llevamos 76 chicos, de los cuales 74 son de nuestra escuela, y 2 son de San Gennaro, que juegan semanalmente con nosotros. Fue un desafío enorme, pero el entusiasmo lo hizo posible", consideró.

    Colombari destacó el rol clave de los padres en este proceso. "Los padres trabajaron mucho para cumplir este sueño, no solo para los chicos, sino también para ellos como familia. Cada uno hizo lo posible para que a los chicos no les faltara nada. Fue un esfuerzo conjunto y eso lo hizo aún más lindo".

    Ya en Chile, la rutina estuvo marcada por la logística de manejar tantas categorías en diferentes predios. "Nos hospedamos en un complejo de cabañas alejado de la ciudad, lo cual era ideal para mantener el orden. Los chicos estaban divididos por cabañas, desayunaban juntos y luego salíamos temprano para los partidos", relató.

    Sobre las jornadas de competencia, comentó: "Teníamos 7 categorías y jugábamos en 4 predios diferentes. Era todo un desafío movernos, pero los padres nos ayudaron mucho. Algunos se trasladaban en Uber o taxi, y otros en colectivo. Fue un trabajo en equipo constante".

    Sin embargo, también hubo tiempo para disfrutar. "Los chicos pudieron conocer la ciudad y el mar, especialmente en las horas libres con sus familias. Nosotros como grupo fuimos una vez a la playa, aunque hacía tanto frío que ni nos pudimos meter al agua", recordó entre risas.

    En lo deportivo, la experiencia fue enriquecedora. "Jugar contra equipos de otros países siempre es especial. Nos enfrentamos a equipos como Universidad Católica, Palestino, Antofagasta, Cobreloa, y La Serena, que ascendió este año a Primera. Son equipos de gran nivel, con chicos de talla impresionante. Para nuestros chicos fue una motivación enorme", destacó.

    Javier recordó con cariño una frase de su padre: "Mi viejo siempre decía que los chicos se cansan de jugar siempre contra los mismos equipos en la liga local. Salir y enfrentar a otros te da un plus. Esto lo comprobamos una vez más. Los chicos estaban felices y motivados", aseguró.

    A pesar de las diferencias culturales, destacó el respeto mutuo: "Los chilenos son muy educados en sus gritos, a comparación de nosotros, que somos más eufóricos. Incluso el organizador nos lo reconoció y dijo que le encantaba nuestra forma de vivir el fútbol. Fue un intercambio muy lindo".

    La filosofía de la escuela quedó clara: más allá de los resultados, el objetivo era que todos los chicos jugaran. "Dividimos los equipos en competitivos y formativos. Todos jugaron muchos minutos y eso era lo importante. Al final, tuvimos categorías que ganaron todos los partidos y otras que tuvieron que esforzarse más, pero lo esencial era que cada chico viviera la experiencia".

    La participación en este torneo es parte de un crecimiento sostenido de la escuela. "Esto comenzó como algo pequeño y hoy es mucho más grande. Fuimos paso a paso, participando primero en torneos locales, luego en Córdoba, la Costa, y ahora en otro país. Es un orgullo enorme", comentó Javier.

    Además, destacó el apoyo incondicional de su familia. "No es fácil seguirme. Paso los fines de semana afuera y muchas veces los días de semana también. Este año jugamos desde martes a domingo, y eso es mucho. Sin el apoyo de mi familia y del equipo técnico sería imposible", remarcó.

    Al ser consultado sobre cómo mantiene la energía después de tantos años, Javier respondió: "La energía de los chicos te renueva. Ver su entusiasmo y sus ganas te obliga a reinventarte constantemente. Esto es mi trabajo, pero también mi pasión. Por eso siempre buscamos nuevas metas, como los torneos que ya tenemos planificados para febrero en Victoria, San Gennaro y El Trébol".

    Finalmente, reflexionó sobre la importancia de la competencia entre clubes. "La aparición de nuevos clubes que trabajan bien es positiva. Nos obliga a todos a esforzarnos más y eso beneficia a los chicos. La competencia sana siempre es bienvenida".

    Al cerrar, Javier resumió la experiencia en una palabra: "Soñada. Todo el esfuerzo valió la pena. Los chicos disfrutaron al máximo, las familias también, y eso es lo que importa. Sin dudas, lo repetiríamos".

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