Daniel Arico (parado segundo de derecha a izquierda) integró el recordado equipo campeón
Hace 50 años, Rosario Central se consagraba campeón nacional con un recordado equipo que dirigía Carlos Timoteo Griguol y que integraba un goleador surgido de esta ciudad que aún mantiene una marca que nadie puso batir.
Este 29 de diciembre se cumplió el 50º aniversario del segundo título de fútbol profesional obtenido por Rosario Central: el del Nacional 73 que conquistó tras ganar un cuadrangular ante River, Atlanta y San Lorenzo.
Aunque, por estar lesionado, no pudo integrar la formación en el decisivo partido en el que su equipo empataba 1 a 1 frente a San Lorenzo en cancha de River y se consagraba campeón, Daniel Vicente Aricó batió un récord en ese torneo que aún nadie pudo igualar: aprovechando su zurda prodigiosa y su pegada exquisita, convirtió tres goles olímpicos consecutivos.
El "Pete" como se lo conocía desde la niñez en San Lorenzo, logró aquella marca en las primeras cuatro fechas del Torneo Nacional de 1973 del Rosario Central campeón.
La racha comenzó un 5 de octubre, en el debut de Central en el torneo ante Belgrano de Córdoba. Aricó convirtió los dos primeros tantos del encuentro, a los 10′ y 34′ del primer tiempo, uno de ellos fue desde el córner y el otro desde el punto del penal.
Cinco días más tarde, por la segunda fecha del torneo, el zurdo marcó el empate ante Atlético Tucumán a los 32 minutos de juego. Aquel gol también fue olímpico: el segundo en su cuenta, el segundo consecutivo.
Finalmente, el 21 de octubre de 1973, a 16 días del primero y 11 del segundo, "Pete” que por entonces tenía 22 años, consiguió su tercer gol olímpico consecutivo ante Chaco For Ever. Tras un primer tiempo empatado 1 a 1, el conjunto rosarino consiguió la victoria con el tanto del delantero desde el córner a los 66 minutos de partido.
Así, en aquel recordado equipo que lograba su segunda estrella, Daniel Aricó marcó un asombroso hito en el fútbol argentino: esos tres goles no solo fueron olímpicos, sino también consecutivos.
“Ya había hecho dos o tres en la tercera división y por eso me tenía confianza. A los que no les gustaba mucho eran los defensores como Daniel Killer o José Pascuttini que iban a buscar el cabezazo y yo tiraba los corners cerrados”, contaba años después el recordado futbolista sanlorencino al que aún nadie logró destronar.