El acto inaugural se realizó ayer jueves 25 de abril en el Salón Central de La Rural y contó con la presencia de más de mil personas.
La ciudad de Buenos Aires comenzó a vivir una nueva edición de la Feria Internacional del Libro, “el acontecimiento cultural más importante de habla hispana que cada año reúne a cientos de editoriales y librerías de todo el país con sus lectores”, de acuerdo a los organizadores.
Alejandro Vaccaro, presidente de la Fundación El Libro, organizadora de esta monumental feria, criticó duramente las decisiones del presidente Javier Milei. “No registra la memoria de nuestra Feria que el Gobierno Nacional haya estado ausente, sin un stand, en este evento. La excusa de que la participación del Estado Nacional en la Feria implicaba una erogación de 300 millones de pesos no es otra cosa que una flagrante mentira. Después de una ardua negociación, en la cual accedimos a todos sus requerimientos, el Banco Nación decidió retirar, después de muchos años, su sponsoreo de la Feria, dejando trascender que la orden vino “de arriba”, afirmó Vaccaro, para continuar concentrando la crítica en la propia figura del presidente: “el Presidente de la Nación, luego de despreciar nuestra Feria, no se sonroja y pide participar en este espacio, que está prevista para el próximo domingo 12 de mayo en la Pista Central de La Rural. Su presencia en la Feria, vidriera extraordinaria, implica una serie de erogaciones también extraordinarias, que la Fundación El Libro no puede afrontar. Se lo digo con una mano en el Corazón: NO HAY PLATA”, ironizó.
Luego agradeció la presencia de la ciudad invitada, que este año es Lisboa, por su participación y la presencia de su alcalde Carlos Moedas.
El discurso continuó con la descripción de algunas de las propuestas de la feria y el agradecimiento especial al gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el gobierno de la provincia de Buenos Aires.
Heker: “La obra de arte nos convierte en espectadores-lectores agudos”
La novelista y prestigiosa narradora Liliana Heker fue quien dio el discurso de apertura y también fue durísima con el gobierno nacional: “Presumo que muchos de ustedes se estarán preguntando algo similar a lo que, durante los últimos tres meses, me estuve preguntando yo: ¿tiene sentido celebrar esta nueva emisión de la Feria del Libro en un país en el que día a día crecen la pobreza y la indigencia, hay millares de despidos sin fundamento, la salud y la educación pública están en emergencia, la obra pública fue cancelada, nuestras universidades son desfinanciadas al punto de correr el riesgo de cerrar sus puertas, la investigación científica y tecnológica y el ejercicio de la ciencia y la tecnología están siendo devastados, toda institución o medio que favorece el desarrollo y la difusión de la cultura ha sido desvirtuado o borrado, se entregan nuestras riquezas naturales y el Estado parece ausente aun en caso de epidemia? Confieso que más de una vez una noticia de último momento hizo tambalear este texto mío aun antes de que empezara a darle forma. Y sin embargo acá estoy, celebrando, como hace medio siglo en mi primera Feria, el estar rodeada de libros y de una concurrencia que, sospecho, en buena medida viene acá porque anda buscando algo preciso o tal vez difuso que espera encontrar en un libro”.
En relación al libro dijo que “la lectura de ficciones, esa aventura maravillosa que algunos tuvimos la fortuna de experimentar desde chicos; la posibilidad de que se nos amplíe infinitamente el campo de nuestra experiencia, de que mundos desconocidos, o aun puramente imaginados o soñados o temidos se abran ante nosotros; de que todo sentimiento humano, por elevado o miserable que sea, -el heroísmo, el crimen, la demencia, la belleza, el dolor, la pérdida, el disparate, el absurdo, el miedo, el horror, la muerte-, se nos revelen en crudo de tal modo que nos ayudan a conocer a otros y a conocernos, a conmovernos con el dolor ajeno, a indignarnos con la injusticia y a apreciar hasta límites inesperados la belleza; a entablar, en suma, ese diálogo privado con un poema, con un cuento, con una novela, que nos permite interpretar e interpelar al texto, ambiguo e inagotable por su propia naturaleza, e ir descubriéndole sus distintas capas de significación. Y hago extensiva esta lectura múltiple a quien asiste a la puesta de una obra de teatro y a la exhibición de una obra cinematográfica, y también a quien observa una obra pictórica o una escultura o una fotografía artística. La obra de arte, en suma, nos convierte en espectadores-lectores agudos. Nos enseña y nos conmina a leer, no solo cada obra en sí; a leer cualquier dato de la realidad, por encubierto o indeseado que ese dato sea”.
Discurso completo de Alejandro Vaccaro
Discurso completo de Liliana Heker