Quizás algunos piensen que el tema Malvinas tuvo su inicio en la gesta de guerra de 1982 y hasta acusen a una maniobra de la dictadura militar por perpetrarse en el poder. O también lo adjudiquen a decisiones de ebrios trasnochados. Pero lo cierto es que la cuestión Malvinas tiene un largo derrotero diplomático que comienza desde el primer momento cuando los ingleses, allá en 1833, la usurparon como típico gesto colonialista. Desde aquel momento no flameó la bandera argentina hasta su recuperación el 2 de abril de 1982 y se produjeron muchas batallas diplomáticas y también intentos de hacer sentir la soberanía argentina en el propio suelo malvinense.
En pleno siglo XX, el 28 de septiembre de 1966 un grupo de jóvenes activistas secuestró un avión de Aerolíneas Argentinas y lo condujo hasta aterrizar en las Islas Malvinas, donde plantaron la bandera argentina. Este hecho, conocido como el Operativo Cóndor, estuvo conformado por sectores vinculados a la Juventud Peronista, sectores nacionalistas y organizaciones gremiales. Todos fueron arrestados y estuvieron nueve meses presos en Río Gallegos.
Integrantes del Operativo Cóndor en 1966.
También se podría considerar la historia de Antonio Rivero, que de acuerdo a algunos historiadores fue un gaucho que se rebeló contra el maltrato de algunos personajes que habían sido dependientes del gobernador de las islas Luis Vernet. Cuando los ingleses usurparon las islas se sumaron otros que ahondaron las injusticias contra los trabajadores rurales. Rivero y otros empleados se rebelaron, terminaron asesinando a sus maltratadores y estuvieron durante varios meses en las islas. La bandera inglesa fue retirada y dicen que la reemplazaron por la bandera argentina. Pero no hay pruebas de ello. De todos modos, forma parte de ese imaginario popular que de a poco fue construyendo esa idea colectiva de las Malvinas que se ha incorporado en todos los argentinos: el justo reclamo por la soberanía de unas islas que fueron usurpadas por los británicos.
Es posible que algunas de las causas citadas anteriormente como excusa para el operativo militar de 1982 sean aceptables, pero la historia no suele ser tan simple y siempre se conjugan varios factores que confluyen para la consecución de un hecho. La prueba está en que la reacción popular fue inmediata y positiva, a pesar de que días antes el mismo pueblo estaba en las calles protestando por sus derechos.
2 de abril de 1982, la guarnición de los Royal Marines se rindió ante las fuerzas argentinas.
Malvinas (así a secas, porque la sola palabra coagula toda una idea) fue a partir de la guerra de 1982 un sentimiento aún más intenso. Los que dieron su vida y los que combatieron lo hicieron convencidos y con total valentía. No fueron los “chicos de la guerra”, como se intentó imponer culturalmente y como parte de un proceso de desmalvinización. Por supuesto que es mejor que no haya ocurrido una guerra, pero se produjo y los que participaron se comportaron como cualquier persona que ha atravesado esa terrible experiencia.
Y Malvinas se ha convertido en un símbolo de argentinidad que supera todas las diferencias. Aunque resulte un deseo es posible que, a partir de ese punto de encuentro, podamos comenzar a transitar un camino diferente y encontrar las soluciones a todos nuestros problemas, que parecen insustanciales frente a los hechos históricos que nos han precedido.
Publicada en la edición papel del 5 de abril de 2024