Esta semana la noticia la dio el presidente Alberto Fernández y no precisamente porque haya anunciado algo, sino porque él mismo fue noticia al pronunciar una frase que terminó generando un repudio desde muchos sectores y mostrando, a la vez y una vez más, que la mayoría de los dirigentes argentinos adolece de ese ejercicio intelectual que ofrece la cultura del pensamiento. Hablar y hablar como si de un twit se tratara. Cada vez más lejos de los libros, muchas personas, específicamente los dirigentes de toda laya, exhiben una torpeza intelectual (por no hablar de ignorancia) que abruma por los contenidos.
En la visita del presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, Fernández dijo una frase de Litto Nebbia, pero que atribuyó a Octavio Paz. La misma dice: “ Los mexicanos salieron de los indios, los brasileños salieron de la selva, pero nosotros los argentinos llegamos de los barcos. Eran barcos que venían de Europa ”.
En realidad, la frase de Octavio Paz es: “ Los mexicanos descienden de los aztecas; los peruanos, de los incas, y los argentinos, de los barcos ”. Propia de una ironía borgeana.
Tamaña torpeza que lastima a la diplomacia se entiende justamente en ese marco de ingenua y brutal palabrería en la que se mueven nuestros dirigentes a lo largo ya lo ancho del país y en las profundidades de las ciudades. Pues en el llano y en la montaña, en la selva y en el desierto habitan los corazones desolados que esperan, alguna vez, un gesto de las metrópolis que los acerque a esa “civilización” tan ansiada de nuestros próceres progresistas. Aunque a esa civilización se haya llegado con sangre y fuego y que hoy se llega con furibunda explotación de las tierras, de las montañas y de los mares, para exprimir al máximo las riquezas.
¡Qué vigencia apocalíptica tiene hoy esa obra maestra de Eduardo Galeano “Las venas abiertas de América Latina! Allí, desde esos textos que respiran libertad, pero que describen el odio y la impudicia de quienes ofenden con su avaricia e impiedades, Galeano nos recuerda la frase "profética" de Simón Bolívar: " Nunca seremos dichosos, ¡nunca !"
Y es que aquellos que llegan a estas tierras a llevarse todo, hasta la dignidad, se apoyan en clases dirigentes perversas unas y torpes las otras.
La pregunta es: ¿Qué ejercicio intelectual tienen nuestros dirigentes como para poder entender el mundo en que vivimos, teniendo presente nuestra historia americana y sabiendo hacia dónde nos dirigimos? Seguramente la precariedad con la que tratan los temas públicos es una consecuencia de su precaria como formación como líderes que deben estar a la altura de los tiempos ¿O será que estamos atravesando tiempos mediocres, un gran vacío epocal de creaciones y espíritus nobles, que nos arrastran hacia estas encrucijadas de olvidos, ignorancia y torpezas sin límites?