¿Cuáles son las razones que algunos esgrimen respecto a oponerse al proyecto que la Orden Franciscana quiere ejecutar en un predio que le pertenece? ¿El proyecto atenta contra el patrimonio histórico?
Estas preguntas han sido respondidas recientemente por Fray Horacio Duarte, responsable del patrimonio de la Orden Franciscana, en un diálogo con SÍNTESIS (nota publicada en la edición digital). Pero, asimismo, la resistencia obtusa de algunas pocas voces que siguen sosteniendo que ese proyecto atenta contra el patrimonio histórico sigue circulando. Algunos motivos tienen que ver con especulaciones políticas de quienes tienen que aprobar el proyecto; otras, también políticas, porque son manifiestamente opositoras al gobierno municipal. Lo cierto es que, más allá de estos dimes y diretes, la Orden Franciscana es la dueña del lugar y puede hacer lo que quiera, siempre y cuando no altere las zonas del patrimonio histórico, situación ya despejada por Fray Horacio Duarte: “El proyecto tiene que ser atractivo desde el punto de vista turístico, respetar los aspectos históricos y no estar en desarmonía con esa parte de la ciudad”.
Algunos apuntan simplemente a sospechar, como toda actitud egoístamente pueblerina, a que detrás hay un negocio ¡Qué novedad! Por supuesto que hay un negocio, que es el de los desarrolladores que van a invertir para acceder a la explotación de los locales comerciales y del cine que se va a instalar. Y, ¿cuáles son las razones de la orden Franciscana? Sobrevivir. Lo que significa hacer uso de parte de sus bienes para su propia institución religiosa y, a la vez, mantener toda una estructura histórica como la del Convento San Carlos, en épocas en que el Estado se corre de su responsabilidad. A excepción de la Municipalidad de San Lorenzo, que gestiona en conjunto con la Orden Franciscana el museo conventual, la nación y la provincia no aportan para la subsistencia de la historia.
Y, además, después de tantas quejas ciudadanas de que en San Lorenzo no hay cines, no hay centros comerciales, no hay una “movida” interesante, cuando estamos ante las puertas de algo novedoso, que le aportará frescura a esta sociedad, aparecen las voces de siempre cuando de tratar de frenar el progreso se trata.
Desde estas páginas hemos criticado siempre a las entidades empresarias y al poder político por la falta de infraestructura del acceso a las terminales portuarias. Lo que no significa que estamos en contra del progreso y de las inversiones, sino de la forma en que tratan a la ciudadanía con la desidia ante el espacio público.
Este proyecto es privado, pero promete ser beneficioso para el espacio público. Habrá problemas técnicos para enfrentar, pero no se entiende una negativa rotunda a inversiones que seguramente en otros lugares los esperarán con las manos abiertas.
A veces, la hipocresía, se esconde audazmente y asume formas inesperadas.
Publicado en la edición N˚ 1635 del 21 de junio de 2024