Edificios emblemáticos

Si hay una particularidad negativa en la sociedad sanlorencina es aquella que olvida y sepulta sus construcciones emblemáticas. En este número se publica un poema de una lectora en el que habla con nostalgia del edificio abandonado donde funcionó durante décadas el Cine Teatro Gral. San Martín. No hace falta agregar nada más, todo el que pase por el lugar puede observarlo y amargarse. 

En el pasado existieron también viejos edificios con historia que fueron demolidos o remodelados y solo quedan recuerdos o algunas fotografías ajadas por el paso del tiempo y el manoseo. Otros han sido más modernos, pero han concitado tantos recuerdos que hubieran merecido otro destino, como fue el caso de Sambae. Ni que hablar aquellas que fueron vendidas irregularmente, como la propiedad donde funcionaba la Autopeña San Lorenzo, que debiera haber terminado en manos del hospital, tal como lo definía el estatuto una vez disuelta la institución. Pero pillos veloces hicieron lo imposible para pasarla de mano en mano hasta quedar como una propiedad privada para la venta.

Y de esos otros edificios más modernos, por su funcionalidad y ubicación serían excelentes para desarrollar actividades o para otorgar utilidades a la sociedad. Como lo son el que se encuentra ubicado en calle Richieri a metros de la avenida San Martín, donde antes funcionaba la Clínica San Lorenzo (o clínica “Moreno”, hoy en un estado calamitoso en pleno centro de la ciudad. 

Ahora hay que sumarle parte del edificio del Instituto Médico Regional, ya que todo el sector que da hacia la avenida San Martín fue vendido y, al parecer, la idea del comprador es desarrollar locales comerciales y oficinas, por lo que estaríamos frente a la pérdida de otra oportunidad para que allí se instalase una clínica de salud que tanto hace falta en nuestra zona.

En este sentido las autoridades debieran haber implementado medidas tendientes a salvaguardar ciertas propiedades, cuyo valor trasciende lo económico por haber formado parte activa de la comunidad y por las características de su construcción. Por supuesto no es la intención avanzar más allá de los derechos de los privados, sino tan solo concientizar acerca de las utilidades que puede otorgar un edificio con características especiales, únicas quizás para determinados proyectos que la sociedad necesita, para la salud, la educación y otros similares.