Las balaceras a los Tribunales sanlorencinos y a la sede de la delegación del Colegio de Abogados de San Lorenzo, es similar a las ejecutadas en la ciudad de Rosario, es decir, con la misma metodología, como si se tratara de una moda delictiva narco. Aunque existen algunas hipótesis al respecto, entre ellas la coincidencia con un nuevo aniversario de la desaparición de Paula Perassi, me arriesgo a decir que estaría más vinculado a un mensaje narco. Más teniendo en cuenta que hace unos días atrás balearon la casa de un joven de unos 24 años en barrio Moreno de San Lorenzo, hecho que no trascendió porque al parecer no hubo denuncia. Un mensaje que quizás no sea específico de alguna causa en particular, sino tan solo a toda la sociedad, demostrando arrojo y un inusitado atrevimiento al desafiar al Estado.
Ajustes de cuentas, balaceras, incremento de robos, detenciones de jóvenes con armas de grueso calibre, parecen haberse desatado en los últimos tiempos en nuestra región, en una clara repetición de lo que ocurre desde hace tiempo en la ciudad de Rosario. Ni qué hablar de cómo se han desarrollado los acontecimientos (y que seguirán) en la ciudad de Capitán Bermúdez, hoy día símbolo del descontrol y de la territorialización de la narcocriminalidad en nuestro cordón industrial.
Cuando el narcotráfico se asienta de ese modo es porque tiene el visto bueno de los poderes que deberían ejercer una fuerte prevención para que esto no ocurra ¿No podemos pensar en connivencia, complicidad o directamente conducción de esa narcocriminalidad?, pues diremos entonces que la responsabilidad pasa, por lo menos, en una inusitada inacción e ineptitud del poder político para controlar y combatir este flagelo social.
Atacar de ese modo el edificio donde se asienta la Justicia señala una impunidad sorprendente. Es una cachetada a la democracia, a la ciudadanía, que asiste atónita a este desmadre delictivo. Y cada vez se atreven a más, cobijados por una situación económica adversa que crece día a día, con un descontento y una frustración generalizadas, como consecuencia de un accionar político cada vez más alejado de las necesidades de la gente durante las últimas décadas, incluidos el anterior y el presente gobierno nacional.
No hay demasiadas explicaciones para que el narcotráfico se asiente con tanta tranquilidad y desparpajo. Por eso pienso mal, por eso sospecho del poder, por eso son responsables de que esto ocurra.