La cerealera Vicentin, que se encuentra en concurso de acreedores desde febrero de 2020, solicitó la apertura de un concurso preventivo de crisis ante el Ministerio de Trabajo de Santa Fe.
La empresa busca implementar una serie de medidas para optimizar sus recursos mientras espera la homologación definitiva del proceso concursal, demorada en la Corte Suprema provincial.
Con una nómina de 1065 empleados y el aval previo de los acreedores para salir del concurso, la firma enfrenta restricciones financieras y ha propuesto varias acciones que afectan directamente a su personal.
Cambios en el esquema salarial: El salario mínimo vital y móvil será liquidado como remunerativo, mientras que el resto se considerará un concepto no remunerativo. La segunda cuota del aguinaldo se abonará en cuatro cuotas bajo esta misma modalidad. Suspensión del pago de la gratificación anual.
Reducción de beneficios laborales: Los empleados deberán pagar $200 diarios por el almuerzo/cena en planta, que hasta ahora era gratuito. La tradicional donación de aceite de 4,5 litros tendrá un costo de $2000, y la entrega de leche en polvo (4 kg) será suspendida. No habrá más obsequios para el personal, como cajas navideñas o presentes para fechas especiales.
Ajustes operativos y reducción de personal: Se plantea reducir la jornada laboral en planta de 12 a 8 horas y evaluar el uso del home office en áreas específicas. Se implementará un plan de retiros voluntarios, principalmente para empleados cercanos a la jubilación o en puestos no esenciales.
Estas medidas, según la empresa, buscan asegurar la continuidad operativa mientras se resuelve el proceso judicial y financiero. Sin embargo, representan un ajuste significativo que genera incertidumbre en los trabajadores.
La situación de Vicentín, con su planta principal en Ricardone, refleja las dificultades del sector y la complejidad de resolver un concurso que ya lleva casi cuatro años, con miles de familias afectadas por las decisiones económicas de la compañía.