Además hay sospecha de intento de trata de persona, denuncia de acoso sexual y abuso de menores.
Además hay sospecha de intento de trata de persona, denuncia de acoso sexual y abuso de menores.
Cintia Stahli tiene miedo, por eso decidió hacer pública su denuncia y su caso. Está cansada de sufrir violencia de género y le preocupan sus dos pequeños hijos, una nena de 3 y un nene de 5 años.
En diálogo con SÍNTESIS, Cintia contó que tras su separación, después de haber convivido más de ocho años con su pareja, Darío Ceballos, en la ciudad de Cañada de Gómez, siguió sufriendo situaciones de violencia tanto ella como los chicos.
“Cuando me separé hace tres años, traje a los chicos a Capitán Bermúdez porque mi familia vive ahí, y un día, cuando el papá hizo una visita se los llevó y nunca los devolvió”.
Así fue hasta fines de 2019, cuando la peor sospecha la llevó a buscarlos y trasladarlos a su casa en Fray Luis Beltrán. “La nena me contó en varias ocasiones que el abuelo (padrastro del papá), jugando con ella le había hecho mal la cola”, relató Cintia, quien ahora logró una prohibición de acercamiento del padre de los chicos a ellos tres y teme que el hombre haya abusado de la pequeña.
La mujer que asegura que se separó por ser víctima de violencia de género relató: “él había empezado todo el tiempo a llegar a la casa con un amigo y me obligaba a hacer cosas con el amigo también. Había empezado a hablar con una mujer que estaba en trata de persona, ella le ofrecía plata a cambio de fotos y de que me entregara a mi por un tiempo. Él le mandaba fotos de situaciones sexuales y la mujer le pedía fotos mías sin ropa, ella le decía que me dejara ir con ella un fin de semana y a cambio le ofrecía dinero. Le había empezado a pasar fotos de mis hijos inclusive” y agregó: “también el mismo padrastro de él me manoseaba y me acosó en dos oportunidades. Por eso yo hice las denuncias correspondientes y me fui con mis hijos”.
Esto fue en los últimos meses, pero sin embargo Cintia vivió muchas idas y vueltas donde incluso él no le permitía ver a sus hijos: “Él un día se llevó a los chicos el fin de semana, cuando el lunes los fui a buscar no me los entregó, empezó a ponerse violento, a querer pegarme todo el tiempo, y me empezó a decir que los chicos se iban a quedar ahí con él, que si yo me quería volver me volviera sola. Me quedé un tiempo en Cañada trabajando y alquilé en una casa, los veía todo el tiempo, pero siempre soportando su violencia y su maltrato, me pegó en varias ocasiones y me obligaba a que entre a la casa y pasen cosas, mientras dejaba a los chicos encerrados en el patio”.
Cintia recuerda que en ese momento “tomé la determinación de volver con mi mamá a Bermúdez y empezar a luchar desde este lado para que los chicos se volvieran a vivir acá. El decía todo el tiempo que yo se los había entregado porque no los podía cuidar. Me proponía todo el tiempo que si me importaban, que me quede con ellos en la casa o que no me aleje de Cañada de Gómez porque los chicos no podían salir de ahí”.
La mujer explicó que “luego llegué al acuerdo con la jueza Fabre de Cañada de Gómez de ir a ver una vez por semana a los chicos, cumplí el régimen de visita y los veía en el Juzgado y siempre estaban sucios, estuvieron más de un mes sin bañarse, la nena se quejó dos veces de que la abuela le había pegado con un palo y tenía un ojo hinchado. La segunda vez que se quejó fue después de la audiencia, cuando me dijo que el abuelo jugando le había hecho mal la cola. La quise llevar al médico y me dijeron que no, porque la nena estaba a cargo de la abuela y el padre. La abuela la desnudó delante de todos en el juzgado para que vean que no tenía nada”, recordó Cintia y añadió: “en diciembre, cuando fui para allá, la nena se volvió a quejar de lo mismo, de la cola, los dos estaban sucios, tenían olor, fui de mi padrino que vive ahí, los bañé, hice una exposición en la comisaría, mostré las denuncias que ya había hecho, y me los traje directamente para acá. Me hicieron un informe en el hospital de Baigorria, donde dice que tiene una quemadura grande en el brazo, ella dijo que el papá la quemó con la cocina. Me los traje e hice las denuncias en Rosario, me dieron allí un médico forense para que la revisen y aparte de la quemadura le encontraron otras lesiones. Tiene dos fisuras en la cola, me dijeron que haga las denuncias y me dieron la prohibición de acercamiento, porque yo tenía miedo que él vinera porque me estaba amenazando por teléfono”.
Ya con restricción de acercamiento, el padre volvió a buscar igualmente a sus hijos, según cuenta Cintia: “me cayó la policía a mi casa con el papá y la abuela, yo mostré el papel con el informe forense que le hicieron a la nena y la prohibición de acercamiento. Cuando vinieron acá no se los pudieron llevar porque Niñez y el juez dijeron que no se lo podían llevar”.
Tras esta situación vivida las últimas semanas, Cintia contó: “decidí hacerlo público porque en la audiencia la jueza siempre tuvo en mente que el centro de vida de los chicos es Cañada de Gómez, nunca quiso mirar el expediente con las lesiones, y el abuso de la nena, nunca me escuchó ni a mí ni a los chicos. Mi miedo es que la Justicia siga siendo incompetente” y agregó: “tengo grabaciones y registros de las llamadas, que él todo el tiempo reclama que yo tengo que estar viviendo en Cañada de Gómez y como sabe que voy a cobrar una herencia que me dejó mi abuelo, varias veces me pidió saber cuál es la parte de mi herencia que le corresponde a él por cuidar a los chicos. Él no quiere a los chicos, los está usando y tengo grabaciones que verifican que los quiere por mí más que nada”.
“Quiero que se haga justicia, si se tiene que tomar causa en lo penal que se tome, pero no quiero que los chicos tengan que terminar yendo a vivir a Cañada con todo esto que pasó. Mi hija terminó con fisuras en la cola y el día de mañana puede terminar muerta. Yo creo que el centro de vida de los chicos es donde ellos estén seguros y estén bien, no donde esté el padre”, concluyó la madre que pide una respuesta del Estado ante las situaciones de violencia de género de larga data que vienen sufriendo.
144
Si vivís situaciones de violencia o conocés a alguien que esté en esa situación para asesoramiento existe la línea 144, funciona las 24 horas los 365 días del año y se puede llamar desde cualquier punto del país gratuitamente.
Para denunciar, se puede hacer en cualquier comisaría, fiscalía, o en una comisaría de la mujer o unidad fiscal especializada en estos delitos como el Centro de Orientación a la Víctima de la Unidad Regional XVII de San Lorenzo.
También esta disponible la línea 0800-222-1717, la línea nacional contra el abuso infantil conformada por un equipo de profesionales, que atiende los 365 días del año las 24 horas.