Este martes se realizó una recalificación del caso que involucra la muerte de José Calderón, quien falleció como consecuencia de las lesiones que sufrió durante un brutal ataque a golpes, a la salida de la celebración de un cumpleaños de 15 en Puerto General San Martín.
La fiscal Melisa Serena, al revisar los hechos, le imputó al acusado el delito de homicidio simple, calificación que conlleva una pena de entre 8 a 25 años de prisión.
Además, se debatió la cuestión de la prisión preventiva. En este sentido, el juez Eugenio Romanini decidió que el imputado permanezca el prisión preventiva efectiva por el plazo que establece la ley.
Uno de los puntos claves debatidos durante la audiencia fue la participación de más de una persona en el hecho. Testigos presenciales señalaron al imputado como la persona que propinó la patada fatal a José, a pesar de la objeción del abogado defensor, quien argumentó la ausencia de cámaras de seguridad o videos del momento del ataque.
Sin embargo, los testimonios de los testigos oculares fueron contundentes y se consideran mucho más valiosos que cualquier grabación. La defensa del imputado no presentó testigos que lo exculparan ni aportó pruebas que lo sacaran de la escena del crimen. A pesar de que no existe un video del hecho, los testimonios presenciales siguen siendo pruebas clave en este proceso judicial.