A pesar de la fuerte presencia policial y las promocionadas políticas de seguridad impulsadas por el gobierno provincial de Santa Fe, la violencia y la inseguridad en Rosario siguen en ascenso.
Un nuevo episodio, ocurrido en el barrio La Cerámica, expone la dramática realidad que atraviesa la ciudad: una niña de ocho años fue herida de bala en el brazo durante un ataque a tiros contra una vivienda.
El hecho ocurrió en la madrugada del sábado en inmediaciones de Cruz Chica y República de Irak. Según el relato de Anahí, la dueña de la casa atacada, los disparos fueron efectuados desde una motocicleta por el ex cuñado de la mujer, quien ya tenía denuncias por violencia de género y una orden de restricción de acercamiento hacia su ex pareja.
La pequeña víctima fue rápidamente trasladada al hospital Eva Perón de Granadero Baigorria, donde recibió atención médica y fue dada de alta sin riesgo de vida.
La gravedad del ataque refleja el descontrol de la violencia en Rosario, una ciudad que, a pesar del despliegue de fuerzas de seguridad, no logra frenar la escalada de balaceras y ataques. Anahí, en declaraciones al programa Cada Día (El Tres), expresó su desesperación: “Este problema viene de años. Es una persona enferma por la droga y la arrastra a ella (su hermana, ex pareja del agresor). No sabíamos que iba a llegar a este extremo. Tiroteó mi casa sabiendo que había chicos jugando en la puerta”.
Según su testimonio, el atacante había ido horas antes a la vivienda para llevarse a su hijo en común con su expareja, pero se encontraba bajo los efectos de sustancias y comenzó a amenazar con matar a su ex y disparar contra la casa. Poco después, cumplió con su amenaza. “Se paró con otra persona en una moto Crypton roja, se acomodó el casco y empezó a disparar. La nena estaba adentro, al lado de la puerta. Dijo que empezó a sentir algo caliente”, relató la mujer.
El ataque dejó en evidencia la falta de control sobre situaciones de violencia previamente denunciadas. “Tenemos miedo. Queremos que vaya preso porque la va a matar. Ella no puede salir, yo tampoco. Da impotencia, bronca. No quiero que esto quede así”, concluyó Anahí.
Este episodio se suma a una serie de hechos violentos que ocurren a diario en la ciudad de Rosario y la región, mostrando que la anunciada lucha contra el crimen sigue sin dar respuestas efectivas a la población. Mientras tanto, la comunidad rosarina sigue atrapada en una espiral de violencia que parece no tener fin.