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    Insólito: la provincia de Santa Fe  compensó a estafados por el esquema Ponzi

     

    En un comunicado de prensa el gobierno provincial anunció que “compensó a ocho personas que fueron víctimas de un esquema de Ponzi, o estafa piramidal”.

    El secretario de Gestión de Registros, Matías Figueroa Escauriza, explicó que “continuando con la política de quitarle el dinero a los delincuentes y devolverlo a la sociedad, en este caso a víctimas, a través de un procedimiento judicial y administrativo que hicimos con la Aprad (Agencia Provincial de Registro, Administración y Destino de Bienes y Derechos Patrimoniales) y el Ministerio Público de la Acusación (MPA), se realizó un resarcimiento de más de 33 millones de pesos a ocho víctimas que fueron afectadas por una estafa en una causa en la ciudad de Rosario”.

    Aunque intervino el Ministerio Público de la Acusación mediante la causa que se tramitó en el juzgado correspondiente por la estafa Ponzi, fue el gobierno provincial quien decidió a través del organismo Aprad otorgar ese beneficio a las víctimas.

    Lo insólito es que se decida “indemnizar” o “devolver” ese dinero a los que participaron de un esquema Ponzi, operación fraudulenta que se conoce desde principio del siglo XX, y que fue justamente denominada así por el italiano Carlo Ponzi, quien estafó a muchas personas en millones de dólares.

    Carlo Ponzi, el italiano que se hizo famoso por la estafa piramidal.

     

    Este tipo de estafa, similar a las denominadas cuento del tío o tocomocho, necesita de la ambición de la persona en creer que va a ganar mucho dinero sin demasiado esfuerzo y casi de un modo mágico.

    Sin ánimo de cargar las tintas en las víctimas, es necesario diferenciar a estas de las otras, las que a diario sufren el robo en sus casas, con el poco dinero que ahorraron y que no decidieron apostarlo a un esquema piramidal. O las que han quedado con secuelas físicas en asaltos violentos, heridos, mutilados, algunos prácticamente en la calle. Esas deben ser las primeras víctimas en ser “indemnizadas” por el Estado.

    Cuando el Estado no puede combatir el delito se convierte en un corresponsable y muchas veces casi en un “cómplice”, por su ineptitud o vagancia en no hacerlo.

    Por eso, lo que a primera vista parece un acto propio de Robin Wood, se asemeja más a una hipócrita actitud que denota impotencia para poder enfrentar al delito como corresponde.

     

     

     

     

     

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