San Martín, ese santo aguerrido

San Martín, ese santo aguerrido

San Martín, ese santo aguerrido

“El Santo de la espada”

No es casualidad que el destino le haya dado

semejante apellido.

Tan digno él de llevarlo, pero también defenderlo.

Fiel a sus convicciones, a su patria.

Educado en España, para la cual a muy temprana edad

prestó con honores servicios militares,

en plena Revolución francesa.

Los supo engrandecer

en suelo argentino y americano,

 liberar a estos pueblos del yugo español.

Tuvo una única hija: Merceditas

a quien dejó, como legado escrito sus Máximas,

elevadas enseñanzas de vida.

El Combate de San Lorenzo fue el único librado en suelo argentino.

Siendo Gobernador de Cuyo se ganó el afecto y el respeto

del pueblo mendocino

Sin embargo, en plena campaña libertadora

debió pedir ayuda a Juan Martín de Pueyrredón:

Víveres, soldados, armamento,

para continuar con su gesta libertadora

...Ya estoy cansado de que me llamen tirano,

que en todas partes quiero ser rey, emperador

 y hasta demonio... mi juventud fue sacrificada

al servicio de los españoles

Y mi edad media, al de mi patria.

Creo que tengo derecho a disponer de mi vejez

Escribiría a O Higgins, su viejo amigo de lucha, 

cinco días después de su regreso a Lima, un 20 de agosto de 1822.

A su única esposa y madre de Merceditas,

doña Remedios de Escalada

La vio en realidad, muy pocas veces-

Sin embargo, al morir ella a muy temprana edad

mandó imprimir una placa con sinceras palabras

de amor y amistad.

Muere finalmente muy lejos de su patria

acompañado sólo por su hija y su yerno

en Boulogne Sur Mer – Francia, un 17 de agosto de 1850.

 

Olga Beatriz Severgnini 

San Lorenzo – Santa Fe