Reforma que tapa una fuga

    El gobierno de la provincia de Santa Fe nuevamente involucrado en problemas de inseguridad que se generan por su misma inacción, su propia ineptitud o, lo que es peor, su actitud sospechosa. A las ya legendarias acusaciones y sospechas de las vinculaciones con algunos funcionarios del gobierno socialista con bandas narcocriminales, ahora hay que sumarle las sospechas en el entramado de la fuga de presos en la autopista Rosario-Santa Fe, a la altura de Granadero Baigorria, el pasado 8 de mayo. 

    Al principio, la noticia daba cuenta de una situación de fuga de nueve presos con ayuda de otras personas a bordo de vehículos de apoyo; luego, vecinos de Baigorria daban cuenta de que los presos fugados eran más y posteriormente se dieron confusiones respecto a la cantidad de evadidos capturados.

    El diputado Héctor Cavallero presentó un pedido de informes acerca de esta situación, planteando los mismos interrogantes. Y también sobre las medidas de seguridad, pésimas, sin apego a ningún protocolo de seguridad para evitar este tipo de fuga, que nos recuerda a una gran cantidad de películas cómicas. Pero lo risible de la ficción se transforma en trágico en la realidad, porque varios de los fugados son de alta peligrosidad.

    Cavallero también afirma en el pedido de informes al Ejecutivo provincial que “si bien las versiones brindada por los medios periodísticos  varían de manera sumamente contradictorias, no queda claro ni la forma de fuga, ni las circunstancias por las cuales se produjo el hecho, ni las cifras reales de involucrados. A todo esto se suman declaraciones de los mismos medios periodísticos, que afirman que en dicho vehículo viajaba también personal de seguridad que no estaba abocado a esas tareas, sino que se dirigían hacia Coronda por motivos particulares”.

    Por lo visto, estamos frente a una gran negligencia de parte de los protagonistas de las fuerzas de seguridad y sus jefes políticos o ante una actitud delictiva de parte de alguien encargado de este operativo, para evitar que se fugaran de la manera en que lo hicieron.

    Al otro día de este hecho bochornoso, el gobernador Lifschitz, con casi toda su plana de ministros y otros funcionarios, realizaban una declaración pública sobre el fallido intento de introducir en las próximas elecciones la consulta pública sobre la reforma de la Constitución. Los que pensaron que el motivo del anuncio podría estar relacionado con esa fuga que estaba en todos los medios del país se equivocaron. Tal vez, lo de la reforma sirvió de excusa para tapar los graves incidentes del día anterior. Y la prueba de que esto podría haber sido así quizás la encontremos en que en el día del anuncio no se permitieron preguntas de la prensa. Una muestra, de un gobierno que ha hecho de la hipocresía una forma de gobernar.

     

     

     

     

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